martes, 14 de noviembre de 2006

Un cuento terapeutico

Nasha se había enfrentado ya a combates fuertes. Pero ahora ella, siguiendo su pasión más feroz; la vida, se había encontrado peleando contra el ogro del tiempo. Había acordado con el temible ogro que si la mujer lograba quitarle el único ojo que poseía podría ver la mitad de su verdad, aquella que ella desconocía. Sin embargo ella ignoraba que desconocía más que aquella mitad. La pelea fue justa, Nasha habría perdido un ojo pero habría ganado el del Ogro, la respuesta le permitió encontrar la época en la que estaba, ver su pasado hasta encontrarse con el instante preciso de su existencia. Antes de eso no había causas, no había razones. He de especificar que el ojo no le dejo ver las causas ni las razones completamente, y en realidad eso no era lo imprescindible, lo imprescindible era que ella supiera que existían, que en realidad ella estaba viva, que respiraba, que comía, que el hecho de que existieran las razones, aunque ignorase las mismas, eran el indicio de su existencia.

Sin embargo al respirar, por primera vez fue conciente de que respiraba, entonces reposo en su cuerpo una terrible pena, la pena de la decisión. No es que ella no hubiese decidido antes, si lo había hecho pero ahora era conciente de que decidía y eso, deliberadamente la llevaba a la noción de que por algo que decidía, también dejaba de decidir lo otro. La noción de su existencia la había llevado al encuentro con el hubiera, como nunca lo había conocido. Y el hubiera es el alimento mas suculento para el miedo. El miedo a la vida.

Nasha en su búsqueda por la vida, había ya aprendido a temerla, como teme un niño a la oscuridad. Un Miedo ingenuo y casi imperceptible pero que colma todas las entrañas de una vez y se consume después mientras el sol ilumina poco a poco la habitación del recién llegado. La expectativa había sido su ancla en momentos de marea y con ella se había permitido fielmente alimentar mas ese temor, ese tipo de temor que todos necesitamos alimentar para poder sobrevivir. Y que todos a su vez tenemos que vencer para poder vivir.

A manera reverberante, atacaba de nuevo la idea de perder su existencia, vencida pues por el miedo al instante. Y es que ese tema siempre la mantendría ahogada… cómo sería posible arrebatarse de ella misma para dejarse sentir. Y es que nasha no sabía que sentir era su más terrible deseo y a la vez, su posible camino a la destrucción.

En alguna otra época, Nasha había sentido más de lo que ahora pudiera siquiera imaginarse, y en aquel entonces Nasha sintió tan fuertemente el galope de la vida en su pecho que quedo profundamente asfixiada. Eso suele pasar cuando uno se deja caer ante un milagro tan inmenso como lo es la vida, eso es lo que pasa cuando uno ingenuo se presenta de pie ante el escandaloso aleteo de los pájaros, y el intrépido río, y las magnánimas caricias, y es entonces cuando en un espasmo doloroso siente la vida tan adentro que le es imposible no llorar y duele tanto, duele tanto el dolor de lo hermoso que se cierran los ojos dejándose alterna la esencia de uno mismo, se cierran los ojos y se olvida que uno es participe del glorioso acto de vivir, y se despoja entonces la responsabilidad de gozar y de sentir al óbito. Se desprendió así de su voluntad de sentir. Sintió tanto que el instante lo imploró eterno y éste se escapo tan fugaz como vino a su encuentro. Y ahora ella había desaprendido a sentir, y ahora ella esperaba sin hacer antesala, esperaba con la convicción de no esperar. Creía vivir, pero no se percataba de su muerte. Y para poder vivir hay que saber que estamos vivos. Una vez estuvo viva, luego murió, y ahora creía vivir de nuevo y sin embargo el sueño estaba inconcluso. No se vive si no se siente que vive, no basta con creer. Y Ella ….para su desgracia creía fielmente.

No es necesario que se especifique la temporalidad de su historia, en realidad es reverberante, no tienen inicio ni fin ninguno de sus encuentros y combates, es una vida superflua a la que ella concibe, es la esencia sutil de tu paralelismo, ella vive en otro tiempo y esto ocurre en pasado, presente y futuro. A veces duerme y a veces siente.

El punto de esta historia tampoco está porque no hay punto, es una línea, que se vislumbra entre versos de amor y versos de miedo, de vida y de muerte, esta historia no pretende enseñar ni mucho menos entretener, es simplemente porque es, como somos todos, y encontrar su sentido es tarea de cada letra que se escriba, no es tarea de un personaje ni de los actos que se le presenten al mismo, a esta historia le falta sentido porque su sentido es encontrarlo. Y una vez más volvemos a lo reverberante y circular del misterio.

Si antes se ha escrito en pasado y ahora en presente, tampoco importa, es porque antes me acordaba y ahora me acuerdo de que recuerdo, pero el instante se me ha perdido porque pretendo encontrarme en las líneas de Nasha, y pretendo encontrarme en las mías que al final son las mismas en este circulo tremendo, y no es mas que una historia de vida, que ni es triste ni es poderosa, ni es ausente ni tampoco pasional, tampoco se puede generalizar por alegre, y creo que poco a poco encuentro un sentido aunque no el principal, la vida no es solo una cosa, son todas y con sus precisas proporciones.

Primero Nasha buscó que la vida fuese solo algo, una cosa, para poder tenerla, y se desamparó al misterio de encontrarse con las posibilidades. Después yo tuve miedo. Antes Nasha habría decidido mantenerse en el apetitoso silencio y evocación. Silencio de si misma y evocación del amor.

Yo me evoco a mi misma constantemente y he dejado en silencio al amor. Porque me parece absurdo. Y porque aun tengo cuentas que saldar. Y ella sigue pretenciosamente temiendo al tiempo que aun le sobra…. Y yo vivo en el tiempo sintiendo que pasa, y dejándolo pasar.

Y he dicho que no hay expectativas, se me empiezan a confundir los personajes en la historia, he dicho que no esperaré mas, pero en realidad si espero. Espero que el tiempo pase, y con el yo me haga más vieja. Como si eso de alguna manera me pudiera poco a poco conciliar con las sensaciones, y me viera obligada ya por el terrible desperdicio del mismo tiempo a sentir una vez mas, y así vivir no sería un derecho sino una obligación, y ante la condena de sentir y vivir plena, podría ser victima del tiempo y la espera misma, y no tener anclas ni pasado al cual rendirle cuentas.

Este era un cuento que terminó siendo confesión, como todos los cuentos, pero no me enorgullezco del acto, aunque me he dejado ser mas libremente sigo limitándome en la palabra. Y ahora he matado a Nasha no tiene sentido que siga existiendo. Así me gustaría matarlo a él que no tengo sentido ya mas, y no lo tiene en realidad pero me sigo persuadiendo con la idea del ancla y el miedo, es que es mas sencillo vivir si se posee un pasado al cual acudir cuando la soledad atenta. Porque estar solo cuando se posee ese pasado alcanzable a cualquier hora, revela que uno no se soporta, y que en ese instante de soledad uno está solo y encomendado a sí mismo, y esa encomienda es la más terrible cuando no se puede platicar de otra cosa que de uno mismo pero en temporales de ayer.

Ahora descubro que estoy encarcelada en mi misma y que yo misma no me puedo salvar, y al mismo tiempo un nudo se va formando en la garganta, aquel del cual podría aferrarme y llorar y doler hasta que el dolor anestesie y cese, pero prefiero arraigarme a la razón y seguir escribiendo como loca, sin parar, sin parar, sin parar, cada vez mas descarrilada en el mundo de las ideas, hasta ver completo un escrito intelectual, que mañana me tendrá satisfecha, pero el nudo persevera, y yo no alcanzo.

Soy tan poco corporal, tan ideal que hasta oso etiquetarme como poco corporal y perderme una vez en el circulo……
Quiero ser una línea, directa hacia algún lugar, y siempre me encuentro con el mapa y la brújula apuntando al centro, donde me es más fácil permanecer. Y el nudo persevera y yo no alcanzo…y quiero alcanzar.
01-08-06

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