martes, 14 de noviembre de 2006

Gestación de un cuerpo lozano.


Entre sueños se me revelan algunas incredulidades mías. Una mujer de mi padre, no la reconozco y tiene cara de chuparrosa, un compañero de clases vuelto niño, con una pintoresca esencia de feminidad que podría darle el nombre coloquial de gay, alguno de los miles tipos de gays. Una cámara de video, una computadora, una cámara de fotos, yo despellejándome. Mucha tecnología vamos, respirando mi aire, mi bola de cristal, estaban apenas hace segundos dentro de mí. Yo escribía y casi mato al muchacho aquél, que se asomó a leer las primeras 3 líneas. No me gustó mi mirada. La pude ver. Después tan fresca y recostada comencé a sentir espasmos de calor en mis piernas, un calor horroroso, ofuscador, de esos que dan la necesidad de pararse de la cama inmediatamente, asustadizos como si fueran avisos de muerte. Pero quieta. Me quede, recostada torturándome con esos presagios de mi óbito. Escuché un poco más al músculo del pie izquierdo y a la mano entumecida que se recostaba a la altura de mi cabeza…entre sueños escuchaba la nada, o más bien entre despiertos…

Sentí miedo y no se de qué, quizás de estar tan perceptiva cuando generalmente no me detengo a escucharme con tantísima atención, entonces me di cuenta de que soy enorme, digo tanto, perpetua de significados… todo el tiempo hablo con todo lo que me forma, y de alguna manera me las ingenio para no volverme del todo loca, me ignoro…pero como sería yo misma escuchándome, como podría mantener el hilo de cordura capaz de sostenerme ante esta vida que es una verdadera mentira de mi sueño.

Al ser arrebatada de mi realidad, que en realidad era un sueño, me brotó la vida por los oídos, escuché nada, y entonces entendí que la vida me saca de mi realidad así como la realidad me saco del sueño, es por eso que no es lineal, la vida, es espiral como nos lo revela una sabiduría indígena chiapaneca, los tzotziles, la vida es complicada, es estrellada y enmarcada por espejos, cuestión que la hace aun mas compleja, la vida es el significado mismo de todas las palabras y mucho mas, porque apuesto que no somos tan humanos como para poder descifrar su lenguaje. La vida me habló ésta misma tarde de ciudad mientras dormía en la cama de mi mamá, la escuché muy poco porque su voz es tan intensa y arrebata la palabra, nunca me ha gustado que me interrumpan pero tengo el incorregible defecto, y que además aborrezco, de que cuando hablo dejo poco espacio para las palabras de los otros, espacio porque el tiempo, ese si, no me gusta contarlo.

Pero sé que me abarco, me difumino entre las otras bocas y tomo sus labios, se que lo hago y también intento controlarme, pero me encanta el hecho de poder decirles, aunque sé que seré juzgada, y quizás aborrecida, posiblemente y peor aun, envidiada.

Como destellos rojizos de una supernova en conspiración, me llegan las ideas y me asombro de saber que no es mi deseo por ser escuchada lo que me fascina, es mi deseo por ser aborrecida, y ante él mi arma es la palabra, la palabra muda o la vociferada. Sí, me aviso ante los otros con mi palabra corporal que habla de descubrimientos universales (pues ya hemos dicho que soy perpetua de significados; nótese que ya tome tus labios…hemos dicho que...) aquellos descubrimientos universales que después se convierten en sentencias. Siempre un juicio tiene una sentencia.

Me descubro leyendo a una mujer que sabe pintar con las palabras, y me habla del agua viva y de los instantes-ya, Lispector, me identifico tanto con ella, pero sé que yo sólo los hablo, los he vivido claro, pero no puedo ser tan violenta y arriesgada como ella lo fue y por eso ES aunque haya muerto, no me puedo permitir a mi misma, ser, ser el instante-ya con el todo, ¿porque? Porque tengo miedo a que me amen. AMÉN. He dicho, tengo miedo a ser amada, de tal manera me puedo justificar el miedo de amar. Amar lo que sea y ser amada por lo que sea.

Hace tiempo que esa idea la he despojado de mi cabeza, bueno más bien fue el miedo, uno que habitaba en mi estómago y frecuentemente viajaba a la garganta para avisarme de manera más feroz que estaba allí, yo lo dejé habitar. Ahora ha crecido tanto que me parece que mi nombre se ha desvanecido, solo quedan restos polvorientos que igual se vuelan un día de éstos. Mi problema es que ante esto ya no tengo palabras para decir quien soy. Mi arma más letal está fuera de mi alcance, se me olvidó vivirme para poder hablarte y es que ahora ya se me van borrando las palabras también.

¿Será eso lo que le pasa a los ancianos cuando se olvidan de las cosas?, ¿Será que ya llevan tanto tiempo recordándose en vez de vivirse que llega un punto en el cual la palabra del recuerdo del recuerdo se convierte en el arma, y el recuerdo en sí deja de protegernos? Simplemente nos comienza a borrar. Quizás estoy encontrando una cura para la muerte. Si pudiese no recordar, entonces no habría palabra, y no tendrían que borrarme, entonces nunca habría existido y sería eterna, pero ya me corrompí, no puedo no existir, y por eso tengo que aprender a morir cada día, pero quiero saber morir sin olvidar, y encontrando en mi muerte el mas suculento platillo de vida. Paz. Plenitud.

De la misma manera en que me acabo de consumir éste cigarro, me he consumido a mi misma. Ni mi cuerpo pegado al tuyo, ni atravesándolo, ni ingiriéndome en ti podría disipar el espacio, el que ocupo como dueña única de este mundo, o más bien mundito comparado con el otro. Es que es un mundo de 60 kilos, o si lo prefieres 1.68 mts de altura, o quizás te puedo decir que es un mundo de sueños, de ideas, de sensaciones, de vacío y lleno, tan fugaz que me limito para poder vivir conmigo, si no moriría en este mismo segundo, por una terrible convulsión elemental de nada y todo.

Y digo que me he consumido precisamente por eso, porque me limito, pero de igual manera me consumiría si no lo hiciera, es que el hecho de creer que puedo caminar a cualquier lado es una limitante. Pero me pregunto constantemente si no sería mas pleno encontrarme desnuda ante ti aunque muriera en ese instante, porque me aborrecerías tanto, por el hecho de saberme entera, y transparente, por el hecho de que no podrías soportar tanta credulidad, tanta certeza, tanta limitación, y el hecho de que me aborrezcas, aunque me fascina, me mata. Porque en el fondo no quiero otra cosa que ser amada. Pero más me gustaría que amaras mi certeza. Y descubro que yo amo tanto mi certeza que ya no puedo seguir siendo roja, soy un arco iris, precioso si quieres tener los ojos inhumanos para verme.

No me puedo traicionar, corromper un día más negándote lo que soy, que en este caso soy lo que podría ser, porque aun no lo soy, pero lo soy. Y entonces sé que mi muerte está tan cerca, sólo es cuestión de que me inserte en mí. Podría empezar con las manos porque ellas son las primeras en arrepentirse, así las metería y quedaría entonces un doblez epidérmico y mis manos, dedos y uñas estarían tocando por una parte la piel de ellas mismas, y por el otro mi sangre músculos y huesos, que fascinante recorrido, me estoy insertando en mi misma, concediéndome… así seguiría con los pies, los brazos, los muslos, mi pelvis, la cabeza, mis ojos, toda yo en mi. Y entonces que pasa con mis hoyos negros, se convierten en posibilidades. Posibilidad de renacer. Aún no he muerto pues no me has logrado ver, ahora soy solo un montón de hoyos negros, de posibilidades…Pero he aquí la más grande tentación, puedo desear quedarme como posibilidad y ser así eterna, no existir para ti, para nadie, para mí. Pero me gana el reto de saber morir con plenitud. Eso creo que es más difícil que ser inexistente. Entonces de mis posibilidades construyo, aquello que en realidad soy, ¿seguiré siendo un mundo de 60 Kg.? ¿o de 1.68 mts de altura? La verdad es que no lo sé. Estoy dejando que mi masa baile y se recorra. Aprovecho para acariciar con mis manos mi corazón. Siempre ha estado conmigo palpitando, y nunca lo había tenido tan a la mano, literalmente acariciable. Prefiero por el momento regodearme toda, abrazarme éstas certezas de tejidos, acicalarme el cuerpo por dentro, con una congregación de dimensiones, afuera, adentro en un mismo punto. Prefiero mimarme mientras me sea posible antes de volver a ser algo con figura y que mi fuera no pueda contactar directamente mi dentro. Quiero un momento mas de eternidad antes de entregarme a mi misma con lo otro, contigo, a ti.

Estoy ya deseosa de tomar forma, quisiera ir desdoblando un pequeño pedazo de masa, resulta que me he invertido. Ahora que voy extendiendo un brazo, mi piel esta por dentro, las venas apresando la sangre que violenta me recorre, están airosas, libres en contacto con todo el exterior. Mi hueso ¿Lo puedes ver? Soy un esqueleto relleno, primero por el músculo después por la piel. Finalmente mi interior esta formado de cabellos y uñas. Así debí de haber sido todo el tiempo, que mejor armadura que la del hueso, es flexible pero duro. Es blanco y brilla, podría encandilar al enemigo. Pero hasta ahora no he conocido enemigos. Quizás porque no era tan horrorosa. Mi belleza ha quedado por dentro de mi, ahora si puedo decir que soy bella por dentro, pero ni yo misma la puedo ver, recuerdo lo que alguna vez fui pero ahora soy aquello que quería ser, siendo. Es maravilloso mi encuentro, curiosamente de esta manera tengo solamente ojos para mi. Y es que los ojos han quedado en mi interior, por fuera esta mi cráneo duro, macizo, alerta. Mis ojos miran un cúmulo de piel y pellejos sobrantes internos. Es como si se mirase una nube sesgada, fruncida, el color es rojizo canela, pero ilusorio, si te fijas con cautela (aunque en realidad no lo puedes ver pues es mi interior, te lo escribo para que me entiendas; nótese que me estoy desnudando…no me aborrezcas aun) podrás identificar un verde, un azul marino que en ocasiones cambia a ser cielo, un amarillo pálido y un naranja rosado. Son mis colores. Bueno te confieso hay café y negro pero son puntos apenas visibles que hablan de lo incoloro en mi. Lo imprevisto.

Esto es lo que miro y podría viajar por este desierto de colores con mis ojos. ¿Qué cómo logro ver tantos colores? Los imagino porque en realidad aquí adentro no hay luz, no veo colores, pero soy yo. Aquí empieza mi viaje contigo. Tú que estás fuera de mí.

¿Qué cómo hice para contactarte? No lo sé. Recuerdo que mucho antes, cuando era un mundito de 60 kg, 1.68 mts. de altura y creía en las palabras que robaba de tus labios, tomé tu mano. La tomé por fuera, nunca fui capaz de sentir tus venas. Menos aún el hueso duro que te sostenía. Fuiste mi amado, o así recuerdo que se le decían a las personas con las que el cuerpo se transfigura y las miradas se entrecruzan intentando pedir siempre mas, o dar de mas. Así recuerdo que se les llamaban a las personas que cantaban a-rítmicos una sinfonía densa de expectativas, al espacio mínimo entre dos bocas, el espacio microscópico de un labio agasajando a otro. Sí eso eras. Mi amado compañero. El que me quería por ser alguien en quien depositar su sueño. Por ser figura de tu figura. Y yo te quería a ti tanto, porque eras figura de mi figura. Usaba tus labios. A ti nunca te gusto el sonido, el ruido era tu favorito. Eres mas violento que yo. Lo se porque siempre fuiste un paso adelante, yo jugaba carreras y tu ni sabías. Siempre te convulsionaste cuando intente vivirme, es que lo entiendo, porque yo también convulsioné ante tus intentos, hubiese sido hediondo el olor a diferente de tu figura que era mía. Y tu habrías hecho quien sabe qué al descubrirme tan blanca por fuera y peluda por dentro.

Pero hete aquí, en mis dunas oscuras, regodeándote en mi piel. Es que no entiendo como es que llegaste aquí, sé que eres tú porque me lo dice mi hueso, mi músculo y mi pellejo, pero no te veo, no hay luz. Tenías un nombre, lo he olvidado, aquí ya no importa más como me llame yo o tú. Estamos en mí. Pero de seguro has de ser una ilusión, un oasis vacilante en este desierto nocturno que soy porque como puedes caber en mí, si apenas hay espacio para mí. Oh! Te abrí la puerta por una de mis posibilidades, aún en la eternidad es posible traicionarme, ¡pero si yo no te quería volver a ver jamás! Bien estas aquí, a que has venido, no ves que ahora estoy solo conmigo, habla con mi hueso, ese ya no se posará en tu boca. No tiene posibilidad. Puedo sentirte, sé que no es una ilusión, pero eres diferente, no tienes figura alguna, por lo menos no para mí, no te veo, te escucho, pero tu sonido no es voz. Es un algo extraño que entiendo. No se porque. Quizás es porque por primera vez, estoy contigo desde mí, y si todo viene desde mí, de alguna u otra forma habré de entenderlo. Aclaro que he dicho entender mas no comprender. Eso quizás nunca se logre.

Bien, tu presencia me cautiva, no me importará más de donde viniste o lo que solías ser. Dime de que color eres, bautízate ante mí. Juro que no te aborreceré, tienes espacio en mí. Mira tienes que decirlo mas fuerte, mis oídos están destapándose y poco a poco escucho con mas fuerza como si fuera de adentro aquello que está afuera. Cómo habrás notado me invertí ahora soy lo que solía decir que era y no era. Y es por esto que =lo otro= Me suena tan adentro. Disculpa, ¿qué me dices? Es que si tan solo pudiera cubrir mis oídos juro que te podría escuchar pero me es imposible, están fuera del alcance de mis manos. Entre el hueso y la piel ahí donde esta el músculo. El nervio.

Es increíble lo hermoso que se escucha todo, es ruido, aun no logro divisar los sonidos, es como abrir los ojos por primer vez, escucho lo de afuera por dentro y es curioso cómo yo pensaba que nunca podría contactar mi dentro desde lo de afuera. Empiezo a identificar esbozos trinados quizás son unos pájaros rondando mi cuerpo, quizás sean zopilotes aguardando mi muerte ante tus ojos. Escucho tanto, puedes sentirla, esa hermosa melodía que entona el mar, empieza con una nota alta después hay una estremecedora menor, poco a poco se convierten en armonías perfectas de tildes hasta que se disipan en la misma nota primera rozando las piedras suaves arenosas. Siento tanto que no te pueda escuchar mas, ni siquiera se si estés ahí o si hayas decidido salir por mis posibilidades, esas siempre están abiertas lo sabes.

Atención es un sonido agudísimo, el aire que hace tiritar a mis huesos descubiertos. Con la leve vibración de estos siento un estremecedor calor aquí adentro. Es que todo se siente más, puesto que estoy más expuesta a ti y a lo otro.

Es tan extraño ahora que soy yo invertida, ahora que sólo conozco bien mi interior, me es tan fascinante percibirte, tu, otro, es tan sensible mi figura a lo externo que pareciese que vivo de lo otro, aquél inmenso mundo aquí dentro. Todo está tan al alcance y sin embargo tan ciega, tan muda. Esto es la gloria, siento incluso lo que no esta, porque se siente tanto lo que levemente está que cuando no siento sé que no está. Está la ausencia. Pero hasta ahora es cuando soy tan capaz de vivir lo otro. Hasta ahora que ya no puedo contártelo de manera primitiva y burda, hablando. Ahora tengo que invitarte a mi posibilidad para que entres en mí y entonces escuches mi eco del mundote éste en el que estamos. Son estrellas, lunas, polvos, montañas enteras a las que percibo a través de mis huesos bailarines. Si ahora si soy una danzante por excelencia, Sí, me tiembla el mundo, vibro con él.

Es entonces cuando percibo tu figura, que para mi ya no tiene figura alguna, solo me vibras. Ay y me vibras tan adentro, que pareciese que estas en mí. Sí, quizás eso era lo que escuchaba. Quizás aun no me familiarizaba del todo con tu voz, que ahora no es voz para mí. Es algo extraño que entiendo. Ay este temblor me cautiva. Mírame tú que ahora puedes mirarme. Sí sé que soy horrorosa a la vista de cualquier inhumano, pero te quiero tanto porque no se como me miras, porque no me importa, porque tu simple vibración me extasía. Me tiemblas diferente, como un constante escalofrío, suave y veloz, violento y cursi. Bien, sé que me queda poco espacio antes de que muera. Este instante- ya del que me hablo la mujer ha de estar por pasar, y entonces no soportaras mi certeza. Mi certeza de amarme tanto a través del mundo. En el preciso momento en que no me ames, me vibraras tan duro que moriré. Pero incluso esa vibración violenta y dura, se siente tan estremecedora aquí dentro. No hay sonidos feos. Todo se convierte en energía, calor, tiemble. Delicioso terremoto de mi, estoy bailando, estoy feliz así.

Sin embargo no he muerto, es curioso, no se si te has ido o sigues ahí, no se si ya te aborreciste de mí, si estas aún impávido ante el susto de verme tan yo o si acaso estas…estas amando ésta limitante figura. Mi plan de muerte habrá que prolongarse puesto que todo en mi es un retumbar de lo externo, pero no tiene malicia, ni tampoco consigna de bueno, simplemente me vibra. Y así nunca sabré si me aborreciste o no, no me importa de verdad. Tu presencia me extasía. Y la de los otros. La existencia de todo me es embriagante. Yo soy sólo un eco de abstracciones. Mi certeza es que no tengo certezas. Que todo me estremece como nunca antes lo había percibido. Me encuentro contigo y te amo, si me tocas habrá una erupción tremenda en mí, si te espantas de igual manera me habrás estremecido magnánimamente. No importa lo que hagas te amo, porque le das sentido a mi dentro y lo contactas con mi fuera. Tú lo otro, tú mundo exterior de mi, mundo ajeno, te posas en mi y por ti es que soy. Cuando mueras, moriré contigo y dejare de vibrar. Pero si muero antes que tu, entonces simplemente este mundito espejo de ti dejara de vibrar. Es más posible que muera antes que tú por eso no me asusta la muerte porque moriré de vibración aguda, de éxtasis puro. Paz. Plenitud. Pero si mueres todo perdería el sentido.

Mundote fluye en mí…
28-12-05
Rebeca Morfín Olea

1 comentario:

Bern art. dijo...

Hay veces que sumergirse es una necesidad, hay veces que es un viaje de placer, como éste que surgió al leerte.

Gracias! Te quiero.