lunes, 27 de junio de 2011

Líneas Paralelas














Te quiero pedir que te sientes un minuto y escuches. Quiero hablarte de una forma nueva, provocando una linea juguetona que recorra buscando paz. Una línea que no es gruesa y tampoco recta. Tiene inflexiones y cambia de formas y colores, creando figuras abstractas durante su recorrido. Pero es una linea al final de cuentas. Tiene ritmo en un principio, después es melodía. 

Quiero regalarte mi voz sin remordimiento, quiero nombrar las cosas y no robarlas con la palabra. Quiero buscar con el confiado afán de que encontraré algo. Lo que sea. Te explico: empieza tranquila y luego se arrebata. Mi realidad es perpleja y después alborotada. 
Esta linea empieza en un lugar recóndito donde la luz no llega, lo único que de lejos se observa es una estrella pequeñita y olvidada. Tan oscuro allí, como las noches que pasamos en la cabaña. La línea forma una espiral que aun no se sabe si sube, baja, o como en una ilusión óptica, se queda simulada. 
Todo es aun negro y sin perspectiva, pero ella no ha dejado de trazarse. La espiral se disipa en un tintineo fugaz que encandila como las luces de los autos en carretera. Atenta, escucho el ansioso palpitar. Intermitente, comienza a tambalear, esta linea que tiembla me hace saber donde estoy pues las paredes de la cueva se descubren por segundos en la espesa oscuridad. Una cueva. Estoy ahí y la línea se acerca a mi, lenta y precavida, está un poco cansada, como yo. La miro de frente y me atraviesa llevándome en ella. Se me había olvidado quien era. Me trazo y me torno roja, vuelo como un cometa escupiendo fuego a su paso. El rojo se alimenta con cada milímetro que recorre y explota alto en el cielo, buscando entre la combustión, regalar un espectáculo. Deseaba que me vieras brillando en la oscuridad pero el brillo duró poco y exploté en mil pedazos gastando la línea, esa que era yo. 
¿Cuando empezamos a creer más en lo que fuimos que en lo que estábamos siendo? Cuando olvidamos que el rompecabezas era infinito y que esas últimas dos piezas se transfiguran y mutan según la estación. Nos llegó el otoño y ya las palabras nos habían robado las sensaciones. El invierno nos sirvió de consuelo. La primavera fue la madre más déspota y triste. Una fuerza nos llevó al suelo. Una fuerza nos golpeó con la mano cerrada en los rostros que ya no eran nuestros. Sofocados, queríamos sólo reconocernos de entre las sombras. La primavera fue el miedo y el deseo confundidos. El verano, sin embargo, nos promete lluvia para saciar la sed. 
La linea no desaparece sólo se perdió, y eso es lo que yo buscaba. Ahora, a kilómetros de distancia veo que la estrella olvidada es una linea que se dirige hacia mi. Hemos estado en un universo abstracto y colmado de recovecos solitarios, nos buscábamos y sin saberlo nos teníamos de frente. 

Admirábamos la estrella sin saber que era el otro y en el otro vimos desolación. Nuestras puntas poco a poco se tocaron en el punto medio y tejen el nudo final de la cobija. Podemos dormir amor. Esta oscuridad, quiero creer, que por fin es nuestra, y en las noches, las parejas, hacen el amor... Líneas siempre paralelas.



RMO

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